domingo, 4 de marzo de 2012

CABALLERO SIN CABELLERA

Acabo de saber que se ha publicado recientemente un libro sobre mi querido Nick Cave, y esta vez no está escrito por él, aunque sí son sus propias palabras las protagonistas de este compendio de entrevistas realizadas al aussie a lo largo de toda su trayectoria artístico-vital. Tiene buena pinta, sí señor, así que habrá que catar este "Confesiones íntimas".

Éste hombre siempre ha sido un ser truculento. Imagino que en determinada época drogata y demás, era verdaderamente truculento, pero de aquéllo queda ahora un resto, un halo. Es ante todo un señor mayor, un oficinista de su propia vida, con sus rutinas compositivo-creativas y hazañas de padre y marido. Ahora él mismo decide cuándo y cómo mostrar su oscuridad. Luminosa oscuridad en realidad. Cuando era un jovenzuelo, supongo que dicha oscuridad era una riada deliciosa, peligrosa e incontenible, que durante años lo ha moldeado y definido. Pero ahora ha perdido parte de su gracia. "Gracia" en el sentido en que se emplea la palabra en inglés, grace. El halo perturbador, angélico y duro de que hablaba antes. Ha perdido parte de ese encanto al ritmo que ha perdido su cabellera para tornarse en un caballero aún más cabellero que antes. Ofrece incluso entrevistas educadas, a día de hoy, y filtra su inteligencia de modo matemático. El Rimbaud de 1'90 metros, de loca pelambrera y hambrientos ojos azules es ahora un ser medido y comedido. Pero por suerte, aún podemos ver, escuchar y leer a su ser (truculento o no). Con el paso del tiempo y con la ayuda de este libro, podremos entender mejor por qué empleó las palabras que empleó, y por qué emplea ahora las que emplea.

Suerte que la hermana heroína no se lo llevó.

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