miércoles, 29 de febrero de 2012

V DE VICTORIANO

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/28/actualidad/1330456425_438515.html

Esta noticia me da pie para comentar cierta cosa... ¿Qué tipo de querencia por un pasado que no conocimos nos hace deleitarnos con una mezcla concreta de ingredientes gráfico-novelísticos? Me refiero a esa extraña mezcolanza entre la Inglaterra victoriana, el misterio, los crímenes, los justicieros (y/o vengadores), mesmerismo, autómatas, romances secretos y prohibidos... Lo que viene siendo un puré creativo a base de Jane Austen, Alan Moore, Conan Doyle, Poe, Asimov, Clark y un largo y rarito etcétera. Podemos encontrar zombies, fantasmas, cuervos, oscuros caserones e iglesias góticas semiderruidas en mitad de la campiña, vaporosas damiselas, torturados y oscuros héroes marchitos... todo ello enclaustrado en un escenario de lo más narcótico y sugerente que incluso se atreve con lo sci-fi. Quisiera saber qué tecla oportuna nos hace amar esta clase de historias. V de Vendetta es sin duda mi preferida, y eso que aquí el dolorido enmascarado no proviene del Londinium victoriano, pero sin duda evoca esa nostalgia por un pasado que extrañamos sin poder evitarlo.

Hay algo en nosotros que nos hace mirar al pasado y soñar con aquéllo que fue y que imaginamos cómo fue (seguramente radicalmente diferente a lo que es la realidad).

¿Seguiremos mirando al futuro a través del espejo de siglos pasados?


viernes, 24 de febrero de 2012

YA NADA.

















Tras los urdangarines varios que se pasean frente a nosotros, una se pregunta... ¿De dónde sale ese cóctel de estrategas, psicólogos, expertos en lenguaje corporal, etc. que controlan todo cuanto sale de boca de toda persona pública? Quiero decir, ¿dónde reside la verdad? Si todos los seres que ostentan el poder por medio de sus cargos (electos o no por el pueblo) están domesticados por personas que han estudiado para ello... ¿dónde queda la realidad, lo verdadero? ¿Cómo nos las apañamos para creer en la palabra de alguien? Si cada mirada, cada gesto incluso en apariencia involuntario y cada movimiento de cabeza está estudiado y mil veces ensayado, no queda sino el terror. El pánico. Si no hay naturalidad porque no está permitida, no hay honestidad, no hay VERDAD. Por tanto, la idea de confianza se deshace hasta desaparecer en un asqueroso líquido burbujeante y humeante como la bruja mala de El Mago de Oz. Si no puedes mirar a alguien a los ojos y creerle, todo está perdido.


Me asusta profundamente ver que todo lo público está contenido por una rémora de asistentes especialistas en esto y aquéllo que "preparan" las comparecencias, actos, ruedas de prensa, apariciones públicas, etc. para crear y hacernos creer (y caer) en un circo para el que no hemos comprado entradas. Todo se halla medido al milímetro para poder comprar la objetividad. La verdadera subjetividad se esconde tras siete velos de una gran labor actoral y una mejor dirección de actores, atrezzo e incluso banda sonora.

Me da miedo y asco en lo que se ha tornado el ente público que nos rodea. ¿Por qué ya no vale una mierda el hecho de dar la mano a alguien y que ese tacto sea algo sagrado?

martes, 21 de febrero de 2012

¡AGUA VA!







¡Agua! Resulta que hay agua, vapor, saunas, gotitas, en un planeta recién descubierto. Qué alegría. Donde hay pel... donde hay agua hay vida, o eso se dice. Y según
El País, (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/21/actualidad/1329840047_746484.html), este nuevo compañero (o más bien recién visto) desconocido hasta ahora, tampoco es como se hubiese esperado.

Cuántas cosas hemos de ver y conocer. Y lo maravilloso de conocer lo que no se conoce, es el camino misterioso que se ha de recorrer, no tanto el llegar y verlo. La importancia del recorrido, del conocimiento de lo que vamos viendo. Que si los neandertales (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/24/actualidad/1330100057_161440.html) en realidad no compartieron el planeta Tierra con nosotros sino que se extinguieron mucho antes, que si encontramos nuevos planetas, satélites y estrellas que nos hablan de nuestro pasado... Lo curioso de los descubrimientos es que puede que llegue un momento en que los veamos como algo absurdo o fantástico... en el momento en que una nueva y sorprendente teoría lance al traste todo aquéllo que sabíamos hasta este momento. Es fascinante cómo la ciencia siempre resulta ser inconcluyente y atrevida, y que ni siquiera el paso del tiempo podrá asegurar ciertas cosas que ahora creemos conocer e incluso desconocer. Por eso, en el camino está la clave de todo.

Ahora sabemos lo que sabemos; ¡los medios nos hablan de ello continuamente! Y sin embargo, sobre casi nada tenemos certeza. Agua, sí, pero... ¿por cuánto tiempo?

domingo, 19 de febrero de 2012

AMERICAN BEARD


Nuevo folk americano, o "americana", como las chaquetas. Así se le llama de un tiempo a esta parte a la música que vienen haciendo desde hace años bandas (por mencionar a una archiconocida) como Wilco. Bien, parece que nos hemos trasladado a las montañas de Montana o a las polvorientas calles de algún pueblo del sur de California. Volvemos a los orígenes, nos dejamos crecer la barba y nos colgamos un banjo o una acústica y mira tú por dónde resulta que somos folkies. Nos ponemos una camisa de leñador y somos habitantes de un rancho en Wisconsin. Cantamos la tradición oral, blanca y religiosa de los antepasados irlandeses o escoceses que poblaron los USA. Y nos pateamos festival tras festival siendo muy guays.

Debo ser emocionalmente muy vieja y quejica, porque no comprendo cómo estos jovenzuelos de trabajada apariencia curtida, entre ruda y sensible, ni siquiera conocen a Crosby Stills Nash & Young, que son los famosetes del rollo que hacen, por no nombrar siquiera a America, Home, Free, etc.
Aquéllos jóvenes que en los años 60 y 70 sí portaban y lucían camisas de franela y barbas auténticas, porque era lo que tenían.

No me convencen los postizos. Mejor ser un calvo verdadero que no un modelo estético de determinado movimiento musical y social creado exclusivamente para el veraniego Coachella. Dios mío, si Johnny Cash levantase la cabeza.

sábado, 18 de febrero de 2012

FRAN(K)AMENTE

Woodring. Se apellida así, anillo de madera. Y se llama Jim. Es un señor raro que dibuja muy bien.

Tiene un mundo interior peculiar y lo transmite en sus dibujos creando universos oníricos, simbólicos, crueles, emotivos, espirituales e incomprensibles.

Este señor hace cómics. Él los crea: los dibuja y los escribe. O debería decir que los hace comunicarse, porque diálogos no hay en sus historietas, pero tampoco los necesita. Ese elemento tan propio del comic como son los bocadillos, en las historias de Jim Woodring no hacen falta. Y ese mutismo resulta inquietante, atractivo y emocionante.

Con todo esto, podría pensarse que realiza dibujos sesudos, cargados de intención, muy pensados y sudados. Bien, pues no es así. El mensaje es elemental, como podría ser el dibujo de un niño, pero no es fácil de encontrar y comprender, como lo es el mensaje de un adulto. Su personaje fetiche se llama Frank, y es una "cosa" medio gato, medio osito, medio perruno, que vive en un idílico lugar plagado de colinas y bosques y casitas y castillitos de aspecto oriental.

Este mundo se llama Unifactor y Frank pasea por él con su mascota Pupshaw (no quieras que te explique qué es porque su forma no dice nada de lo que en verdad es; por lo que será lo que quieras que sea) descubriendo y desflorando todos los misterios que lo rodean. Se topará con todo tipo de almas, tentadoras o patéticas, que querrán dominarlo. Frank experimentará, sufrirá y hará sufrir, pero siempre volverá al hogar, renovado y con paso tranquilo.


En España nunca se habían publicado estas historietas. Perdón, estas novelas gráficas; estos diccionarios aleccionadores de la vida, pero por fin, POR FIN, la pequeña pero elegantísima editorial Fulgencio Pimentel (¿homenaje a Vainica Doble?) ha tenido a bien hacernos llegar el volumen 1, titulado "Frank" (con prólogo de Coppola) y en pocas semanas saldrá a la venta el esperadísimo segundo volumen, "Weathercraft".


Dale la manita a Frank, que no muerde (sólo a veces), y sal a pasear con él aprovechando que siempre luce el sol en Unifactor.

miércoles, 15 de febrero de 2012

EL ARTISTA VIEJUNO


De acuerdo, no, aún no la he visto, pero prometo hacerlo en cuanto encuentre un hueco... esta próxima semana tal vez. Sí, sí, se que está siendo un éxito de taquilla y que merece la pena. Ya lo sé; sé que está de moda el "rollito" y el estilo de la peli, pero... ¿Pero por qué puñetas ahora todo el mundo habla de The Artist cuando nadie se ha preocupado de ver cine mudo original? ¿O pelis de los años 40? El blanco y negro, ¿recordáis? "Uf, es que me aburre el b&n, si no es en color, como que le falta vidilla...". Bien. Si jamás en toda tu vida te han preocupado esas historias de hace decenas de años, cargadas de diálogos profundos y sencillos, esenciales; dotadas de una fotografía y unas maneras tan sutiles y elegantes... ¿Por qué demonios ahora te gusta? Por la misma idiota respuesta de siempre: la moda. Que si se lleva el pelo años veinte, que si se ponen de moda los hombres con bigotito, como tantos indies modennos podrían demostrar. ¿Estamos ante una moda o ante una elección de meros gustos personales? Y lo que es más difícil de discernir... ¿Dónde reside la diferencia entre una cosa y otra?

Conozco unas cuantas personas que jamás se han preguntado quiénes son Cukor, Capra, Chaplin, etc. por poner unos ejemplos en realidad bastante conocidos. ¡Pero ahora ATENCIÓN! ¡Son los ÓSCAR! Y han dicho que se está haciendo muy famosa una peliculita así, tipo viejuno y antiguo, como las que veía mi abuela... Ah no, perdón. Antiguo no, vintage. Entonces tiene que molar, sí.

Pero qué aburrimiento, por favor. Dentro de 5 años se rodará una película con estética futurista ochentera a lo Blade Runner y de nuevo se redescubrirá una forma de moda y un cariñín hacia un estilo concreto de films y de Bowie-fashion-atuendo. Y posiblemente ocurrirá que nadie se acordará de The Artist. Tan sólo quizá los que en su día celebraron el atrevimiento y el homenaje que esta película ha supuesto. Y, como todo es cíclico, al cabo de otros 20 años, se volverá a sorprender al universo con otra película de aspecto viejuno; perdón, vintage.

Pero si todo es vintage ya.

LUNES 27 DE SEPTIEMBRE DE 2010


Maldito sea el fenómeno blogger. El lunes 27 de septiembre de 2010 publiqué mi última entrada, muy tristona y cansada. Y ahora, con la excusa de una nueva y recién adquirida asignatura, en lo que está siendo la recta final de la carrera, retomo el impulso y vuelvo a Blogger. Lo cual tiene gracia.

Llevaba, como es evidente, AÑOS sin publicar, y lo dejé en un momento en que de pronto el fenómeno blogger, que ya venía existiendo desde hacía unas temporaditas, se estaba convirtiendo en algo un poco asquerosito. Me explico. Gente escribiendo bitácoras de todo tipo los ha habido y los habrá ad aeternam, pero lo que ha sido el "fenómeno blog" en cuanto a los diarios de niñas que lucen ropas de última creación, es admirable. Y han brotado cual champiñones en un bosquecillo made in Disney. Crías esqueléticas de 16 años llevando ropa (al comienzo) de H&M, Zara, Mango, etc, como si de modelos de pasarela se tratase, apareciendo en posados de todo punto antinaturales, y todas ellas con sus gafas de pasta gigantes, sus moños en la cima del cráneo y sus cupcakes y jarrones con florecillas silvestres sobre libros de Chanel. Y en sus apáticos textos, simples ennumeraciones de lo que llevan puesto (tejido, marca, talla, etc.). Y de pronto... ¡ZAS! Esas chicas que hacía unos meses iban de Zara, ahora van de Prada. ¿Hey, baby, qué pasó? Pasó BLOGGER. Pasó que las firmas de moda cara se fijaron en ellas viendo el tirón mediático que estas "modelos" procuraban a marcas de medio pelo. Y lo siguiente fue... primera fila (perdón, front row) en los desfiles que más hacen babear a los mortales que sueñan con la mode, adquisición gratuita de prendas in y por tanto convertirse en chicas it.

¡Hay que ver! Lo que nació siendo una ventana adolescente a los dominios del charm, gracias al surgir de los blogs se ha transformado en un estirado, aburrido y pedante escaparate de niñas monas; héte aquí a las nuevas ricas.