domingo, 19 de febrero de 2012

AMERICAN BEARD


Nuevo folk americano, o "americana", como las chaquetas. Así se le llama de un tiempo a esta parte a la música que vienen haciendo desde hace años bandas (por mencionar a una archiconocida) como Wilco. Bien, parece que nos hemos trasladado a las montañas de Montana o a las polvorientas calles de algún pueblo del sur de California. Volvemos a los orígenes, nos dejamos crecer la barba y nos colgamos un banjo o una acústica y mira tú por dónde resulta que somos folkies. Nos ponemos una camisa de leñador y somos habitantes de un rancho en Wisconsin. Cantamos la tradición oral, blanca y religiosa de los antepasados irlandeses o escoceses que poblaron los USA. Y nos pateamos festival tras festival siendo muy guays.

Debo ser emocionalmente muy vieja y quejica, porque no comprendo cómo estos jovenzuelos de trabajada apariencia curtida, entre ruda y sensible, ni siquiera conocen a Crosby Stills Nash & Young, que son los famosetes del rollo que hacen, por no nombrar siquiera a America, Home, Free, etc.
Aquéllos jóvenes que en los años 60 y 70 sí portaban y lucían camisas de franela y barbas auténticas, porque era lo que tenían.

No me convencen los postizos. Mejor ser un calvo verdadero que no un modelo estético de determinado movimiento musical y social creado exclusivamente para el veraniego Coachella. Dios mío, si Johnny Cash levantase la cabeza.

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