domingo, 1 de abril de 2012

FRANS MASEREEL

Boquiabierta me acabo de quedar. Y el descubrimiento viene, una vez más, de mano de El País. Mira que soy fan devota de ilustradores oscurillos y extraños, pero nunca había contemplado la tenebrosa y actualísima obra del belga Frans Masereel, nacido en 1889 y desparecido en 1972. Luces, sombras y trazos duros e impenitentes, como si de tragedias llenas de aristas se tratase y casi cinceladas en litografías o grabados, nos llevan en su obra del año 1925 "La Ciudad" a un entorno tristísimo, inevitable, en el que observamos cómo una urbe cualquiera respira colmada de seres de toda condición social en su lucha diaria y muda por sobrevivir en medio de una terrible desigualdad. Una modernidad de otra era hace gala de eternidad en esta obra cercana ya a su centenario, y sigue acongojando de mala manera. Ahora que conozco a Masereel comprendo otras cosas. Cuánta luz había de guardar este hombre en su interior para poder retratar con tanta fiereza a la silenciosa oscuridad. La oscuridad de una realidad que lo rodeaba, inmisericorde. Tanto que incluso su obra llegó a estar prohibida por los nazis. Gracias, señor Masereel, por abrirnos las puertas de su Metrópolis.

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