viernes, 1 de mayo de 2009

Bartolito


Madre mía, hacía eones que no escribía. Pero supongo que es el momento. 

No ha pasado nada especialmente reseñable en estas dos semanas de sequía bloguera: mismos nervios y satisfacciones, mismos hartazgos y dulces momentos, mismos laberintos mentales con/sin salida, mismas estupideces y descojonamientos. Pues eso, el ritual de lo habitual, creo. Entre todas las mierdecillas y maravillas cotidianas, dos cosas han llamado mi atención como para al menos escribir aquí. Sobre una he decidido no escribir. Sobre la otra sí. Porque además tiene la validez histórica del momento presente y puramente propio. Vamos, que no es nada que tenga que ver con mi mundo exterior sino con el interior, y además es algo gracioso si lo piensas bien. Procedo.

El caso es que tengo aquí a mi vera a Bartolito (y tiene toda la pinta de querer abrazarme, aunque no creo que lo consiga).Ya sabéis: es pequeñín, de madera y sus articulaciones andan un poco pochas y desengrasadas. Abuso de él a veces, cuando me da por copiar sus posturas y dibujarlas, o simplemente cuando lo imagino llevando su propia vida... dirigiéndose hacia algún lugar que sólo él sabe... corriendo, andando, saltando... A veces simplemente está sentado y me mira tranquilamente mientras escribo o le doy al lápiz, o incluso cuando grabo alguna cancioncilla. Y es que Bartolito es realmente observador. Es un ser apacible y dulce, aunque un poco callado y timidín. Como decía, a veces me da por abusar de su confianza y me imagino viajando con él, escogiendo yo misma los paisajes a recorrer y la forma de hacerlo, y entonces muevo sus delicados bracitos, piernas y cabeza de modo que esté preparado para seguirme. Varios días a la semana Bartolito cambia de posición y se libera de la anterior; listo para enfrentarse a lo que haya de venir. A veces parece que está huyendo. Otras simplemente pasea relajado y gira su cabecita mirándome, casi como si todo sonriente me guiñase un ojo y me lanzase un "guapa!" al pasar. Otras veces está de pie, cabizbajo, sin decidir hacia dónde ir o sin saber si siquiera merece la pena moverse. Me gusta cuando lo veo corriendo, rítmicamente, luchando por llegar al final.

Y hasta ahora no me había dado cuenta. Hasta hace un rato no me había dado cuenta de que Bartolito soy yo. Cuando yo me detengo en la vida, articulo a Bartolito de forma que parece suspendido en el tiempo, como si de verdad fuera un muñeco sin vida. Cuando me siento fuerte y tengo el valor para hacer lo que tengo que hacer, Bartolito corre, o anda decidido. Si estoy triste y melancólica, muevo a Bartolito y parece que está sentadito y llora. Y no me había dado cuenta. 

Es así de simple: me expreso de la mejor manera que puedo/sé. No siempre es la mejor pero procuro ser siempre verdadera en todo lo que hago y digo. Ocurre que muchas veces necesito expresar cosas pero ni yo misma me doy cuenta de esa necesidad. Y creo que uso a Bartolito para que lo haga por mí. Se convierte en un espejo de mí misma, y lo que yo no me he atrevido a exteriorizar o a hacer evidente a los demás lo muestro a través de la actitud corporal de Bartolito. Y la verdad es que, ahora que lo sé, es fascinante darme cuenta de cómo trabaja el subconsciente. Ahora comprendo. Lo veo y puedo indagar en esa pequeña cosa que se ha quedado atascada en mi corazón y que he plasmado en Bartolito. Ahora lo miro y parece que quiere abrazar a alguien (aunque a decir verdad también parece dispuesto a realizar una pirueta de ballet). Es realmente curioso y enternecedor. 

Pues eso.


S.

5 comentarios:

  1. Puede que haga la pirueta y después abrace a alguien, nunca se sabe. Estaba pensando que me encantaría tener un Bartolito (aunque tendría que rebautizarlo, porque no sería exactamente el mismo) pero sabes qué??? Me he dado cuenta de que tengo una figurita FNAC-eña de la Novia Cadáver, y otra de Jack (pesadilla antes de...) y hace unos días los articulé un poquito, y es q habitualmente están más de miranda. Lo que decía, los articulé un poquito y he caído ahora en la cuenta de que los comulgué de tal forma que simulan estar bailando juntos. ¡QUÉ LECHES!!!! ESTÁN BAILANDO!!!!! Y él es tan dulce con ella, tan gentle... es un pequeño bálsamo para mi querida Novia Cadáver, pues llevaba mucho tiempo tristona. Una vez más, y cuidado que viene... :
    ¡JEA!

    Besicos de canela,
    Bijiribí.

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  2. bartolito me cae bien!

    bueno y la novia cadaver también...

    yo sólo tengo un buho tuerto y un canguro de peluche que me miran con sus tres ojos... espero no ser ellos!!

    os quiero mis babies!!

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  3. Eehhh, hola! Resulta que yo también tengo un Bartolito aunque es así un poco morito porque nunca lo bauticé (que se llaman monigotes, si la correción ya no les corrigió el nombre). Y yo lo compré para hacer algún día una animación a lo Harryhausen pero paso el tiempo y las ganas y ahora está...(espera que lo busco) sobre el escritorio de mi hija en posicion de firmes muy rígido, el aprendiz de pinocho este. A propósito, tengo un muñeco de Norman Bates con cuchillo y peluca de poner y sacar pero está en su caja que así dizque valen más. Además si le pongo la peluca y le doy el cuchillito de repente empiza a hacer de las suyas. Tu sábes Yi! Yi! Yi! Yi! Peligro!Que con una nos basta no?

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  4. Jajajaja posiblemente dejarlo en libertad podría ser el gran error de tu vida! aunque quién sabe... quizá sea un inteligente justiciero, tipo V (de Vendetta, se entiende). Aunque no sé, no sé... el cuchillo no me inspira demasiado! ;)

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  5. Remember, remember, the fifth of november! Ya no me acordaba de esa peli. Y el cuchillo de Norman en versión muñequito llega solo al centimetro, aunque que te correteen con una aguja también da cosa, creo. Recuerdo que hace muchos años le mandé a mi mamá una postal de Tony Perkins en la que le escribí
    una de mis lineas favoritas de Psicosis: "A boy's best friend is his mother."

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